"babuchas para niños y otros sueños"
En 1947, un día como hoy, mi abuelo Santiago con 18 años ayudaba a su tío Pepe Quintana como cortador en un pequeño taller de calzado en el centro de Alaior en el que también trabajaba su madre como aparadora y su padre como zapatero.
De familia humilde, era un joven dinámico, con gran interés por su formación intelectual, y frustrado por no poder terminar sus estudios de bachillerato pero con ansias de futuro fabricante de calzado, empezó un curso de patronaje.
Un día, barriendo los retales del cortado, se le ocurrió que con los sobrantes de piel quizás podría hacer zapatitos para niños. Lo que hoy llamamos economía circular, en aquel momento no era precisamente novedoso. Sin más, se inició en la modesta fabricación de zapatitos “Chicarro” de primera calzadura y con la ayuda de sus padres durante las noches, empezó a hacer zapatitos que más tarde darían la vuelta al mundo.
Los zapatitos se empezaron a exponer en la pequeña tienda de los padres de su novia, mi abuela Inés. Una tienda en el centro del pueblo que todavía hoy permanece en el mismo lugar y con el mismo nombre, “Can Dineru”, donde mi abuela remendaba medias para las señoras.
Como puede llegar a ser la vida, que en aquel Alaior de los años 50´, en un aislamiento literal y figurado, pasaron por la plaza del pueblo unos extranjeros que se interesaron por aquellos zapatitos. Mi abuela, rápidamente les hizo saber que los hacía su novio y lo mandó llamar para que fuese a atender aquella extraña oportunidad que se presentaba en la puerta.
Aquellos extranjeros resultaron ser unos agentes comerciales nada más y nada menos que de Islandia y su paseo por el centro de Alaior se convirtió en el primer pedido de Pons Quintana. De la noche a la mañana, le habían avanzado 200.000 pesetas para hacer 1.200 pares de zapatitos Chicarro.
Otros fabricantes lo llamaron loco, que jamás le pagarían por aquel trabajo y que sería su ruina. Sé que mi abuelo nunca dudó de que conseguiría cualquier cosa que se propusiera y que no podía dejar escapar esa oportunidad, así que buscó un pequeño espacio en el convento de San Francisco, donde se ubicaban otros talleres de calzado y se estableció por su cuenta para empezar a hacer zapatitos para Islandia. Una primera aventura que sería el pilar de toda una vida.
De hacer zapatitos, evolucionó a fabricar zapatillas de andar por casa, también para niños. Viajaba con sus maletas a tocar a las puertas por si alguna tienda pudiera estar interesada, hasta que un día en Madrid, el Sr. Ramón Areces, segundo Presidente del Corte Inglés, lo animó a que fabricará zapatillas de casa para mujer. “Santiago, estas zapatillas de niño hay que hacerlas para señora, es un artículo cómodo y se venderá bien”.
De aquella sugerencia, se las ingenió y dio en el clavo. Inventó la babucha 1042, una verdadera revolución. “Era una claridad meridiana basada en la sencillez de las grandes cosas” que llevó a Pons Quintana alrededor del mundo vendiendo babuchas de ir por casa para mujer.
Hay muchas anécdotas de aquellos años, como que la misma Reina Isabel II, en un viaje de estado a Japón, llevó unas zapatillas hechas en Menorca dentro del palacio imperial.
From Alayor to New York, decían por aquel entonces…
El cambio en el papel de la mujer nos ha llevado al día de hoy. Este año, PONS QUINTANA cumple 70 años. 70 años de innovación, adaptación y aventuras, siendo hoy, más que nunca, una empresa familiar en la que convivimos la 2ª y la 3ª generación en un proyecto que ya trasciende a todos los continentes. Exportamos a más de 40 países, y mantenemos nuestra fábrica en Alaior, empleando a más de 100 personas de nuestro pueblo sin las cuales este sueño no habría sido posible. “El que sabe trabajar y esforzarse siempre acaba triunfando y que al fin y al cabo, todos acabamos siendo lo que imaginamos, lo que creemos ser, lo que nos empeñamos en ser con todo nuestro poder de auto-convicción."
PONS QUINTANA puede encontrarse hoy en las mejores zapaterías y centros comerciales del mundo. Quizás hasta en pequeñas islas remotas del pacífico o en pueblos escondidos en la geografía de Europa, donde siguen valorando la calidad y la originalidad que hemos heredado a lo largo de las décadas.
Ahora hace 3 años desde que el abuelo nos dejó y semanas desde que la abuela lo acompaña y si algo hemos aprendido de ellos es, como decía la abuela Inés, hace más el que quiere que el que puede.
Hoy buscamos llevar PONS QUINTANA hasta la más pura esencia del amor por la artesanía con el objetivo de inspirar a las mujeres con la belleza y los colores de la maravillosa isla de Menorca convertidos en zapatos.
“y de ahí se echa de ver que el mundo es de los atrevidos, de los arrojados y emprendedores, y que la fortuna es buena aliada de quien sabe arriesgarse y buscarla, y que si se tropieza hay que volver a arriesgarse hasta conquistarla”.
*Autobiografía – LIBRO DE MI VIDA, 1996. Santiago Pons Quintana
Que pueda servir de inspiración para soñadores y emprendedores.
Gabriela Pons-Quintana Sugrañes